Viajé en el vuelo de las 5 pm el domingo 31. Era la primera vez que iba a subirme en un avión (antes ya había viajado en avión pero tenía 3 años y no me acuerdo). Sí estaba un poco nerviosa, bueno, en realidad emocionada, me emocionaba tener un ticket de avión, y estar allá arriba, nunca se me pasó por la cabeza que el avión se caería ni nada de eso. Mi abuelito y mi tía me acompañaron al aeropuerto, ellos sí estaban preocupados, era la primera vez que viajaba sola.
Ya en el avión, me senté en un puesto con ventana, a mi lado se sentó un chico y una señora. Para mí todo era nuevo, no sabía ni cómo sacarme el cinturón de seguridad. Durante el despegue, el chico y la señora iban rezando, yo solo sentí ese vacío en el estómago y de ahí todo tranqui.
Llegué a Quito a las 6 pm (salimos retrasados de Guayaquil con 20 minutos), me recibió una amiga de mi abuelito, me tomé un café, en la cafetería del Aeropuerto estaba Aladino (sorry Jaime por no tomarle una foto) , luego al mall a merendar y al hotel. La falla es que aquí los domingos la gente se recoge temprano, así que tuve que padecer ese día para conseguir comida, pero como siempre, Pizza Hut me salva la campana.
El hotel es simpaticón, es un departamento, con sala, TV con cable, cocina, refri, microondas. Esa priemra noche en Quito no pude dormir porque en el cuarto de alado unos colombianos estaban de fiesta, tampoco pude dormir bien porque estaba sola. Afortunadamente hasta ahora no he tenido problemas con mi presión... creo que estoy de a poco superando ese miedo de estar en la Sierra y sentirme mal.
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